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martes, 17 de agosto de 2010

El desafío canalla

Rosario Central inició su camino en la B Nacional, y tras igualar 1-1 ante San Martín de San Juan, pudo comprobar que la temporada que deberá afrontar no será para nada fácil. El Gigante de Arroyito, repleto por 40.000 almas, motivó al equipo dirigido por Mostaza Merlo pero no fue suficiente para doblegar al verdinegro.
Luciano Figueroa, el ídolo-hincha del Canalla, desviaba la pelota en un tiro libre y convertía el gol que le daba la ventaja al equipo visitante. Minutos después, se reivindicaba con un toque preciso a la red, demostrando que a pesar de las reiteradas lesiones su olfato goleador sigue intacto. Cabeza hacia arriba, índices apuntando al cielo en el festejo del empate, los ojos de Lucho expresaban todo el sufrimiento por el momento traumático que se encuentra viviendo el club, ante una multitud desaforada que demostró que apoyará incondicionalmente. San Martín no hizo demasiado, pero con poco igual lograba ser mejor que su rival, ya que pudo imponer su juego y con paciencia logró rescatar un punto importante. Central dejó al descubierto muchos defectos, aún es un equipo en formación y la idea de Merlo necesita rodaje, pero la jerarquía y experiencia de jugadores como Figueroa, Shaffer o Braghieri ayudaron a salvar un partido que se había puesto demasiado cuesta arriba.
La próxima fecha, Rosario debe ir a Córdoba a visitar a Belgrano, en un desafío más que importante para demostrar si realmente está en un nivel como para pensar en regresar a Primera. Para ese encuentro el entrenador podrá contar con Omar Zarif, y tal vez logre mayor equilibrio en media cancha, ya que fue justamente en esa zona donde se pudieron observar los mayores desaciertos. Debido a una lesión, Kily González regresaría dentro de 15 días, y recién ahi el equipo podrá reforzarse por completo. Más allá del nivel mostrado, no quedan excusas; Central debe salir a ganar en todas las canchas por historia y por sus jugadores, pero queda más que claro que la categoría tiene sus obstáculos, ningún rival será fácil y todos aspiran a obtener los primeros lugares. Y en eso anda el Canalla, en medio de una tormenta donde hinchas, dirigentes, jugadores, ídolos y Mostaza, intentan enderezar el rumbo para que el barco rosarino no quede hundido en lo más profundo del mar.

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